lunes, 3 de enero de 2011

POEMA 69


Hace unos días comenzó por fin su acuosa regla y,
le corría sangre por donde yo quería lamer,
está bien, no debí ser tan burdo para explicarlo,
pero quiero hasta su sangre, y su sangre fresca,
que está muerta en su cuerpo. Tal vez sea un vampiro y
nadie lo ha notado, ni siquiera yo.
Le muerdo el cuello y le pido que se de vuelta
y que se suba sobre mí, ella no quiere hacerlo.
No puedo convencerla, pero siento,
que debe existir alguna forma de que la princesa acceda.
Es su sangre, la quiero, me hago el enojado,
me amurro, ella lentamente se acomoda
y abre las piernas y me pone su sexo ensangrentado
y semi rasurado sobre la cara, me vuelvo loco,
nunca me sentí tan prisionero, cautivo en aquella posición
en que hombre y la mujer no se ven desde aquel año invertido
y que por gracia hot olvidan sus caras por unos minutos.
La princesa teñida de rojo se mueve sobre mí,
me refriega todo su ser sobre la lengua,
los labios, el mentón, la mejilla, la nariz.
Varias gotas de sangre caen por mi cuello,
a ratos siento que captura mi verga, la lame con arrebato,
hasta el fondo, la muerde y se la come rápido y seguido
y me duele y no me quejo, pienso en que todo es
extremo de una performance idealista, ¿a quién se le ocurrió?
–A mí- al Diablo seducido por el gordinflón cucarro de Buda,
nos chupamos los sexos a la par, todo es tan delicioso
que no me anima acabar muy pronto y no quiero rematar ahora,
menos así, me contengo unos minutos, intento PENSAR en cualquier guevá
nada que ver con sexo, pienso en peleas de gallos,
en pistoleros africanos, en perros siameses, en moaís de acero,
calzones cagados, pienso en cualquier guevá menos en mujeres y tetas,
menos en rojos clítoris pronunciados ni en chochos depilados,
para que decir, sería mi muerte al instante,
acabaría de tanta ricura, pienso en montañas llenas de camellos,
en monjes jalados, en veteranas con lentes gritando por la UDI,
y sé que así, es más, tengo la certeza que no acabo ni cagando,
proyecto en mi mente, mente que es un cinema visual interior
muchas escenas de desagrado, me evado a propósito,
al rato, de igual forma, acabaré muerto, con sangre en la cara
y sin semen en las bolas. Estoy casi listo y pienso acabar en su boca,
viene subiendo la esperma por mis conductos fálicos, entra a tierra derecha.
Ya casi revienta, se me escapa un halo fresco y salta el néctar blanco,
algunos extractos caen en su boca, parecemos una porno
de bajo presupuesto, pero es maravilloso nuestro cine barato,
y así puedo finalizar en paz, y de paso, me animo a acabar
como un payasito mortuorio empapado de sangre.
Después de unos minutos ella duerme y yo,
aún excitado me corro una paja.